La Declaración de Independencia
Por
Gabriel Bertino
Presidente
RC Montes de Oca
El 24 de
marzo de 1816, luego de varios otros intentos, en la ciudad de San Miguel de
Tucumán, los representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, se
reunieron en la casa de doña
Francisca Bazán de Laguna, para tratar de solucionar una serie
de problemas y conflictos que amenazaban gravemente la posibilidad de concretar
la idea de una nueva Nación Libre.
El panorama reinante no era alentador, al contrario era
demasiado oscuro y preocupante. Las provincias Unidas del rio de la Plata,
estaban amenazadas gravemente desde todos los flancos:
Desde Europa la santa Alianza, promovía la restauración
monárquica, combatiendo los nuevos planteos liberales y democráticos. El propio
Rey Fernando VII, luego de escapar de las garras de Napoleón, quería retomar su
reino y desde la capitanía de Chile y el Virreinato del Perú, sus ejércitos
recuperaban el terreno perdido, mientras esperaban la llegada de los refuerzos
que partirían desde España.
Además a todo ese panorama exterior, debíamos sumarle el
desconcierto reinante en todas las provincias, debido a las fuertes luchas
internas entre los diversos sectores que pugnaban por imponer criterios e
ideologías antagónicas. Todo esto sin contar, las dificultades económicas, que
debía afrontar un país naciente que se preparaba para la guerra.
Todo esto se puede observar claramente, si nos detenemos a
observar los distintos puntos del
temario que el Congreso debía tratar:
·
Comunicación
con todas las Provincias, para insistir en la necesidad de unión y así enfrentar al enemigo externo.
·
Declarar
la Independencia.
·
Discutir
la forma de gobierno más conveniente para las Provincias Unidas.
·
Elaborar
un proyecto de Constitución.
·
Y
Preparar un plan para apoyar y sostener la guerra en defensa propia, proveyendo
de armamentos a los ejércitos patriotas.
Dentro de este panorama totalmente desalentador, los
congresales se sentaron a debatir. Luego de varias medidas y 3 meses y medio de
sesiones, finalmente el 9 de Julio de 1816, El Congreso formalmente proclamo nuestra
Independencia: “Declaramos
solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de
estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de
España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto
carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus
sucesores y metrópoli.
Esta declaración de independencia, no fue una simple
enunciación de deseos vacíos y etéreos lanzada al viento, fue un acto de
madurez, de coraje, de fe y esperanza,
porque los congresales sabían con certeza, que esas palabras que estaban
pronunciando en ese momento, deberían ser inmediatamente ratificadas con sudor
y sangre; que el camino elegido iba a
ser muy difícil y que los iba a depositar en una lucha desigual contra un
enemigo en superioridad de condiciones… pero igualmente con plena conciencia de
las consecuencias, pronunciaron las palabras debidas.
Y más allá de los aniversarios y del contenido histórico de
estas palabras que constituyeron la génesis de nuestro país. Nuestros
próceres nos están recordando algo mucho más valioso con su conducta…nos están
recordando que mucho más allá de los peligros y las inconveniencias, que mucho
más allá de cómo se den las circunstancias, nuestra dignidad, nuestro
destino y nuestra libertad depende de
nosotros.
Nos están recordando, que la buenaventura no se puede lograr
sin ideales, sin coraje y sin compromisos, que tampoco sin participación o
sacrificios se puede escribir la historia y sobretodo nos están recordando que
a pesar de las grandes diferencias ideológicas que podamos tener, si logramos unirnos como pueblo y tratarnos como hermanos y
compatriotas, nuestro futuro está
asegurado.
Y como
dijo Jorge Luis Borges, en su oda a la Patria escrita en 1966
“La patria, amigos, es un
acto perpetuo
Como el perpetuo mundo.
Nadie es la patria, pero todos
debemos
Ser dignos del antiguo juramento
Que prestaron aquellos caballeros...
Somos el porvenir de aquellos
muertos...
Nuestro deber es la gloriosa carga
Que a nuestra sombra legan esas
sombras
Que debemos salvar.
Nadie es la patria, pero todos lo
somos”.
¡Viva la Patria!!!!!
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